Aunque ya casi no se usa la declaración, la verdad sigue siendo algo muy padre y significativo y te ubica donde está tu relación, ahora sí que más bien es “la aclaración”.
Cuando empiezas a salir con alguien casi siempre presientes cuando el tipo ya se te va a declarar, ¿ya sabes? La verdad te encanta porque en ese momento tu autoestima se va a mil, nada más que cuidado, porque este mismo príncipe azul, ya de novios, puede bajarte la autoestima hasta menos 1500 y volverse a convertir en rana.
Aunque no lo creas, los hombres se ponen muy nerviosos para llegarle a una niña. Es muy cómico. El día que se le van a declarar se la pasan pensando todo el tiempo en cómo y dónde lo van hacer. Desde que la ven están con el estomago sumido, hasta que llega el gran momento.
Lo que no falla es lo siguiente: ya que no saben cómo sacar el tema, casi siempre dicen:” oye tengo que decirte algo…”, y cuando contestas “¿Qué?”, siempre te dicen: “no, nada”. No juegues, siempre dicen lo mismo, ¿no podrían tener una neurona extra que inventara una frase nueva? ¡Siempre es la misma). Y tú, por supuesto, te haces la distraída y dices:”ya, ¿Qué me querías decir?”
Si el galán es medio extrovertido se va a poner muy nervioso y te va echar un rollo kilométrico que, además de repetirlo 15 veces, llega el momento en que ni el mismo se entiende.
Si el niño más bien es callado se va a quedar en silencio como nueve segundo y luego te lo va a soltar así de golpe: “¿quieres ser mi novia?” (Así, o menos romántico).
El asunto es que si quieres andar con el no importa como te lo diga: vas a ser la mujer más feliz del mundo.
Por otro lado, ten cuidado porque también existen los típicos wilos que nada mas te llegan para darse besos contigo y al otro día ni se acuerdan. A esos los identificaras rápidamente, porque te llegan el mismo dia que los conoces. ¡Omítelos!